domingo, 9 de mayo de 2010

txakolina

No creas que no sé que me miraste. No creas que no sé, lo sé, que no debí mirarte, ensoñarte, visionarte en otro lugar, pero conmigo, no con él. Eras una pequeña llamarada tibiamente pelirroja acodada en la barra, sonriéndome con los ojos y la esquina de tus labios pero casi sin mirarme... ¿cómo se hace? ¿Cómo se hace para imaginarte en otros tiempos, latitudes, climas?... Cómo se las ingenia uno para transportarte así, tan sencillamente, de los brazos de ese tipo.. a los míos, así, sin solución de continuidad. Cómo se hará, por ejemplo, para volverte a ver, coincidir contigo en este hormiguero incesante de ocio y negocio, metros, oficinas, calles, cines... Cómo se hará para saber... si tú eras realmente Tú... o sólo una amable gringuita que sonríe a los nativos... qué majetes ellos, lo rijosos y soñadores que se vuelven, con esto de la primavera...

jueves, 29 de abril de 2010

esperanza

y entonces la vi, cuando menos me lo esperaba.... tras las brumas de un sueño incierto, ante la prosaica máquina de café aguado... simplemente miré por la ventana y al fondo, recortada contra un cielo plomizo de esta mañana bochornosa de casi mayo... esa casa de ladrillo grisáceo y brillante, junto al chopo alegre y firme, verde-vida... con su ático modesto que invita a la calma, al recreo y la lectura, no sé, algo así como una imagen de posible sosiego, una cierta, por lo menos, plenitud... o algo semejante al amor, que cobrase forma en la mujer amable, amada, amante.... algo parecido, por lo menos, por favor... un ratito más... a la calma antes de la tormenta....

lunes, 19 de abril de 2010

tiempo severo






















En el cielo limpio de cenizas
En el cielo limpio de sangre
En un cielo de algodonosas nubes gruesas
Nubes preñadas de lluvia salvífica
Suaves cortinas ondulantes de agua
Tupida manta húmeda y vengadora
Que mezca vuestros cuerpos mancillados en el sur
Que lave vuestra sangre arrebatada
Que borre esa afrenta imperdonable
Y arranque vuestros cuerpos a la muerte

viernes, 12 de febrero de 2010

Como piedras rotas - Soho

noche de verano en el Soho... la cena en el café con toldo rojo de la esquina, con esa camarera rumana que se decía napolitana, pero tú sabías que no. Linguini frutti di mare ligeramente picantes, regados con dolcetto d'alba color granate sangre... el calor espeso, roto sólo a ratos por la brisa que venía, sabe Dios de dónde, del valle del Hudson o más allá... hasta que ganaban de nuevo las humedas ondas turbias del East River... Tenías la cara afilada y morena, eras asiria y montenegrina y dibujabas comics para un fanzine de Tribeca... no recuerdo mucho más, me llevaste arriba a tu loft de un sólo ambiente y te fuiste a duchar dejándome sentado en el sofá raído, junto al enorme ventanal sobre West Broadway y Spring y el toldo rojo aquel.... no recuerdo mucho te digo, de la calle subían las broken stones de Weller. Y luego... el futón aquel perdido en una explanada de parquet... la piel extrañamente áspera de tus largas piernas como muslos de Gustav Klimt, tu pelo negro ondulado vertido sobre tu frente, tus grandes ojos almendrados, tiernamente insondables... Llegaste con tu herida reciente de otro hombre ... de esos que no van a dejarla por ti, tratando de sentirte plena sobre ese futón, tras la cena, el vino, el calor los besos y la ducha, con esa amarga canción de fondo.. y yo allí entregado, libando tu diamante negro de delgada diosa asiria, la cabeza perdida entre tus infinitas piernas morenas y tu mente vagando, al otro lado del río, hacía esa casa presumiblemente acogedora donde a estas horas... habrían acostado ya a los niños.