miércoles, 4 de enero de 2012

Infancia

La casa sosegada

la lluvia dulce

tras los rancios ventanales

tu calor de ovillo de lana

esa cama siempre húmeda

Ese amor tan cercano

la cocina grande

la despensa fragante

los baños al calor de la estufa

el rumor de tus rumores

la cálida luz derramada

La casa sosegada

el pasillo largo

las frías galerías

la avenida iluminada

los lentos coches

paraguas, relojes

mujeres presurosas

lánguidos ancianos

La casa sosegada

las buenas noches

los buenos días

los besos bajo las pesadas mantas,

el frío, el calor,

las tardes largas

los días húmedos

tu recuerdo…

…te quise tanto

¿Recuerdas…?

(octubre, 2008)

Encuentro


no sueñes el encuentro, no

no sueñes la presencia

no sueñes el deseo

pues quizá no exista

no vivas de quizás,

no vivas de posibles

quédate aquí sentado

reposa tu angustia larga

respira tu anhelo inmenso

ya nada depende de ti

depón las armas…

recuéstate sobre la arena

con este sol de invierno…

que invita a ensoñar

que invita a convocar

su presencia crepitante entre tus manos…

pero… no sueñes, espera

tal vez el fruto llegue maduro

rodando cálidamente hacia ti por esta duna abajo

y sólo tengas que asirlo dulcemente en tus manos

sin esfuerzo

sin angustia

sin anhelo expectante…

simplemente…

acógelo en tu pecho…

y déjalo crecer

(diciembre, 2010)

Rencor

En esta cama lenta

Incansablemente libando

la ofrenda de tu vientre

tu fría entrega incita mi anhelo

y en el callado rumor de tu gemido

tras tus ojos cerrados al mundo

se va gestando en mi ausencia

la solitaria ceremonia del orgasmo.


(marzo, 2011)

Nevada

Me dejas en penumbra…

poco a poco, copo a copo

me cubre tu ausencia

el asfalto se tiñe de nieve ante mi vista

y el parabrisas se enreda

con el tierno celaje desprendido de las nubes

casi no veo nada, no quiero ver nada

todo en torno es blanco

blanco el silencio blanco

blanca la ruta que se extiende ante mí

como una íntima inmensidad

no puedo avanzar

hacia tu mundo vedado enteramente a mi anhelo

y me deslizo sin frenos

entre la lenta tempestad que nievas sobre el alma aterida

mi sueño es ya tan sólo

el hálito cálido que empaña por dentro

este torpe automóvil que avanza

sin ímpetu ni constancia hacia la nada


(enero, 2011)