domingo, 9 de mayo de 2010

txakolina

No creas que no sé que me miraste. No creas que no sé, lo sé, que no debí mirarte, ensoñarte, visionarte en otro lugar, pero conmigo, no con él. Eras una pequeña llamarada tibiamente pelirroja acodada en la barra, sonriéndome con los ojos y la esquina de tus labios pero casi sin mirarme... ¿cómo se hace? ¿Cómo se hace para imaginarte en otros tiempos, latitudes, climas?... Cómo se las ingenia uno para transportarte así, tan sencillamente, de los brazos de ese tipo.. a los míos, así, sin solución de continuidad. Cómo se hará, por ejemplo, para volverte a ver, coincidir contigo en este hormiguero incesante de ocio y negocio, metros, oficinas, calles, cines... Cómo se hará para saber... si tú eras realmente Tú... o sólo una amable gringuita que sonríe a los nativos... qué majetes ellos, lo rijosos y soñadores que se vuelven, con esto de la primavera...